La gestión como medio para alcanzar la eficiencia
Hace algún tiempo, conversando con un dirigente de los regantes del norte de nuestro país, le consultábamos por la forma que habían enfrentado el déficit hídrico de los últimos años, que los tenían con menos del 10% de los caudales normales, a lo que nos respondió: “Más discurre un hambriento que cien sabios juntos”.
Sin dudas este refrán representa la respuesta de la sabiduría popular frente a situaciones de estrechez o de grandes dificultades y nos enseña que el ingenio humano se agudiza cuando las circunstancias de la vida son más difíciles.
En definitiva, cuando la naturaleza muestra su lado más restrictivo, las circunstancias nos obligan a ser más imaginativos para alcanzar las soluciones a los problemas que de ello se suscitan. Este esfuerzo es lo que podemos denominar como “gestión”, es decir, inventiva e imaginación para enfrentar situaciones adversas y obtener el mejor resultado posible.
Esta gestión, aplicada sobre el tema del riego, es la que explica el origen de las organizaciones de regantes y el rol permanente que de ellas se espera, asegurando a cada uno de sus socios la recepción de sus caudales de aguas que les permitan el desarrollo de sus actividades productivas.
La gestión es también, por lo tanto, el desafío permanente de toda persona y organización, de adaptación a las cambiantes situaciones de la vida, cuestión que en el caso del riego, durante las últimas décadas, ha sido relevante. En efecto, ya no disponemos de las mismas cantidades de recursos hídricos como hace medio siglo, ya sea porque las precipitaciones han disminuido y/o porque han aparecido muchas otras actividades del hombre que demandan también aguas para su desarrollo. Todo ello dibuja un escenario mucho más restrictivo que nos obliga a optimizar nuestros procesos para evitar que estas restricciones no sean un freno y un obstáculo para el agricultor. Esto justifica las inversiones en mejoramiento de las redes de canales, como los revestimientos y construcción de obras de arte hidráulicas, haciendo más eficiente la conducción disminuyendo pérdidas; justifica también el aprovechamiento de la fuerza motriz de los caudales en los canales mediante mini centrales hidroeléctricas que, en su operación, allegan recursos a las organizaciones para afrontar nuevas inversiones, etc.
Sin embargo, la gestión aplicada sobre el riego, no termina junto con la jurisdicción de las organizaciones de regantes, sino debe continuar en el ámbito de las decisiones individuales, mejorando sus propios canales de conducción, modificando sus sistemas de riegos hacia aquellos más eficientes, habilitando, cuando sea posible, acumuladores nocturnos, donde se guarden las aguas que en la noche no se utilizan, para así disponer del doble de caudales durante el día, cuando efectivamente el agua se usa con eficiencia. Es también tema de gestión, promover asociatividad con los vecinos en el uso de las aguas, mediante sistemas de turnos, especialmente cuando los derechos de aguas corresponden a caudales muy bajos, o para habilitar y operar acumuladores nocturnos.
Forma parte de la gestión, el buscar herramientas tecnológicas y de conocimiento que nos ayuden en este esfuerzo de mejorar nuestra eficiencia y, en forma especial, los instrumentos de apoyo económico que hoy existen para estos fines, como son, en el caso de los pequeños agricultores, los programas de Indap y en el caso general, los concursos de la Ley N° 18.450 de Fomento a la Inversión Privada en Obras de Riego y Drenaje.
En definitiva, la gestión aplicada sobre el riego, es la fórmula para enfrentar el desafío de crecer bajo circunstancias cada vez más estrechas.
DIRECTORIO
ASOCIACIÓN DE CANALISTAS DEL LAJA
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